Publicitat extreta del programa de Festa Major de 1916 |
Per tal de donar a conèixer alguns articles sobre diferents aspectes de la nostra vila i publicats en revistes retrospectives, aquesta vegada reproduïm, un article d’Antoni Benazet i Plana, on aprofundeix sobre la història indústria de Sitges i que el trobem al número del 15 d’agost de 1923 de La Ilustración Iberica, Revista ibero-americana de ciencias - artes - literatura i que estava dedicat íntegrament a Sitges i on a més de l’esmentat article, n’hi trobem sobre d’altres aspectes del municipi, com ara El Retiro, El Prado, Terramar, la premsa local, la pintura vinculada a Sitges, l’Autòdrom Nacional, construït aquell mateix 1923, i incloent publicitat dels comerços i negocis de la vila.
SITGES INDUSTRIAL
Ante todo hay que rendir un justo homenaje a las primitivas industrias de esta villa, que consistían en la fabricación de toneles, cuyas industrias adquirieron un gran desarrollo merced a la preferencia que, por los vinos de la comarca, tenían en ultramar, especialmente en el Centro-América a donde se dirigían con cargamentos de vinos de Sitges numerosos buques de vela por cuyas relaciones comerciales la villa de Sitges fijó en América verdaderos núcleos de compatricios que consiguieron respetables fortunas, quienes al regresar a su villa natal contribuyeron a su crecimiento hasta conseguir que fuera una de las poblaciones más hermosas del litoral catalán.
Vamos sin embargo a describir el curso del desarrollo técnico de las industrias propias del llano de Sitges. A principios de 1847, por medio de acciones aportadas principalmente por Sitges, se construía la gran fábrica de hilados y tejidos en la calle Bassarodona (hoy calle de España) cuya fábrica fracasó por falta de conocimientos técnicos. En 1860 compró dicho edificio la casa Batlló, quien hizo una magnifica instalación también para fábrica de hilados y tejidos, funcionando hasta que dicha casa construyó en Barcelona la grandiosa fábrica a donde trasladó la maquinaria. No sabemos porqué motivos tomó dicha resolución, ni que ventajas para el negocio representaba el traslado.
Más tarde, por iniciativa de los compatricios llegados de América, se implanta en la Plaza de España una nueva fábrica de tejidos con todos los adelantos de aquel tiempo, desapareciendo también dicha industria, aunque la continuó la casa Torrabadella, luego la casa Bach Hermanos quienes la trasladaron también a Barcelona.
Por los años 1873 llegó de la Isla de Cuba D. Juan Tarrida, quien montó una pequeña fábrica de calzado en su casa propia de la calle Mayor, nº 30, obteniendo la patente por veinte años para coser el calzado a máquina, primera elaboración con este sistema en España. A los pocos años, debido al incremento adquirido por la industria, el Sr. Tarrida adquirió el edificio que había sido la fábrica del Sr. Batlló, donde estableció una gran fábrica de calzado con maquinaria la más moderna en aquel entonces, importada de Norte-América.
El cinco de mayo de 1886 un incendio devoró el edificio, pero fue levantado de nuevo continuando la industria con el mismo esfuerzo del fundador su sucesor hasta que desapareció la industria en dicho edificio el año 1908.
En estos últimos años se establecieron varias fábricas de calzado exportado casi todo en Cuba y algo en Centro-América. Como ley natural de la vida industrial fueron desapareciendo muchas de las mencionadas industrias, muchas de ellas faltas de alma industrial, de conocimientos técnicos, pues la industria del calzado es de las más complicadas, pues a más de elementos muy valiosos precisan extraordinarios conocimientos técnicos para las compras, fabricación y ventas, gran espíritu comercial y un temperamento especial para el trato con el obrero. Falta el técnico verdad que domina la maquinaria, pues en España falta la escuela del calzado mecánico que prepare buenos oficiales en sus diferentes apreciaciones y hasta que esto se consiga no podremos nivelarnos y competir con las industrias similares del extranjero.
Continuando la historia industrial de Sitges diremos que a pesar del fracaso de las grandes industrias de calzado, se establecieron modestas fábricas con los restos de las cerradas y con la experiencia de los contratiempos sufridos se llegó a la convicción de que podía prosperar en Sitges la expresada industria.
Llega el año 1914, estalla la gran guerra, los submarinos, la producción inmensa de los Estados Unidos produce de momento una gran crisis, pero se dedicaron seguidamente al calzado de guerra y una era de gran prosperidad se inició en la industria. Luego se pensó en extender la actuación comercial con la península, olvidada hasta entonces, y Sitges tiene un enorme consumo nacional.
No hay duda que desde aquella fecha ha entrado la industria del calzado en Sitges en una era de prosperidad; su actividad ha estado en marcha ascendente y esto ha mejorado extraordinariamente la condición de la mercancía. Sitges ha prosperado mucho y hoy ya resulta un problema la habitación para el obrero y precisa una solución rápida para evitar una congestión industrial que pueda perjudicar a su mismo desarrollo.
La producción normal oscila alrededor de tres mil pares diarios de calzado y a pesar de la crisis que sobrevino al terminar la guerra, la perfección obtenida en la industria, la serenidad de los industriales y el espíritu mercantil de la villa de Sitges ha triunfado de todo, pudiendo competir con los mejores de sus congéneres dentro y fuera de España, pues, tanto en el interior como en Ultramar, tiene bien consolidado su mercado.
ANTONIO BENAZET
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